“La esperanza es esa cosa con plumas que se posa en el alma y entona melodías sin palabras, y no se detiene para nada,,.”

Emily Dickinson

La “Normalidad” llegó a un punto de quiebre y se evaporo dejando claro que algo estaba mal.

Escribo esto durante un confinamiento a medias; La amenaza de una tercera ola de la variante Delta del COVID-19 acecha la segunda mitad del 2021, el pánico por la inflación está latente en el mercado bursátil y la NASA acaba de reportar qué la década comprendida entre 2010 y 2019 fue la más cálida en 125,000 años. Millones de especies confrontan la extinción.

La sobre explotación de los recursos y la eterna búsqueda de crecimiento económico en un planeta finito ha resultado en una epidemia, una crisis sanitaria, colapso económico, desempleo masivo y una catástrofe ambiental.

En el año 2019; Greta Thurnberg, con tan solo 15 años, a manera de presagio advirtió a los líderes del mundo en la ONU la catástrofe que se aproximaba. No era suficiente con escuchar a la comunidad científica internacional, ahora una joven activista se los dejaba claro con una voz enérgica y confortativa.

La sociedad la redujo a un meme…

El capitalismo está roto, nuestros líderes en el sector público demostraron su incapacidad para resolver los retos a los que nos enfrentamos en este nuevo siglo. En el sector privado; La situación parece más alarmante. Algoritmos con “Machine Learning” e “Inteligencia Artificial” venden al mejor postor acceso a nuestros niveles de Cortisol y Oxitocina generándonos estrés y placer con tal de mantenernos en sus plataformas consumiendo.

Por supuesto que la visión de “prosperidad material” del capitalismo cambio el mundo de forma positiva, pero arrastro al planeta y a la especie al borde del colapso.

El problema es de fondo-La definición de “prosperidad “solo centrada en la producción de bienes materiales y de consumo es definitivamente insuficiente. Ya pasaron casi 10 años desde que el economista Tim Jackson publicara “Prosperity Without Growth” trayendo a la luz qué medir la “Prosperidad” en términos exclusivos del GDP era insuficiente y solo beneficiaba a las naciones desarrolladas comprometiendo a las menos favorecidas. Es una lectura obligada para comprender la economía sostenible y el rumbo qué debemos de tomar en los años futuros como sociedad.

Los recursos de este planeta son finitos, la economía por definición es la ciencia que estudia los recursos para llevar riqueza y prosperidad para todos.

La codicia y la avaricia no definen la “Prosperidad”. Pelear codo a codo y tropezar uno contra otro con tal de subsistir es hasta cierto punto enfermizo y ciertamente no es un camino para ser felices. No es sorpresa, que las tazas de suicidio en economías con un GDP per capita alto y miembros del G20 como Corea del Sur, Japón, Estados Unidos, Finlandia, Francia y Rusia son equiparables a las de países en pobreza extrema como Angola y Guyana según datos de la OMS publicados en NATURE 1.

www.nature.com/articles/s41572-019-0121-0?proof=t%C2%A0

Desafiar el “Estatus Quo” y destronar a la expansión material no tiene por qué ser el fin de la prosperidad humana y el progreso. De hecho, podemos llevar una vida mucho mejor, más sostenible, completa y satisfactoria si comenzamos por reconocer que la concepción de “Más=Mejor” es fallida.

Es momento de cuestionar la “Jaula de Hierro” y comenzar a crear sistemas holísticos fundamentados en conceptos como salud, propósito, empatía, belleza y amor.

Para obtener salud fisiológica necesitamos poco, algo de ejercicio, una buena nutrición, luz y descanso.

En cambio, para alcanzar la plenitud emocional y contar con una buena salud psicológica necesitamos una vida con propósito.

El propósito nos acerca a los demás al sentirnos útiles pertenecemos y florecemos en sociedad. En sociedad creamos ritos, conectamos, compartimos lo que sentimos y lo que anhelamos-De hecho, por definición la palabra “Iglesia” es un grupo de personas que se congrega a compartir ritos.

Previo a la primer revolución industrial, a la globalización y a las redes sociales; Generalmente encontrábamos una pareja durante algún rito en grupo y si teníamos suerte… el amor.

Lennon y McCartney lo dejaron claro en 1964 en su éxito “Can’t Buy me Love”, el amor es una fuente inagotable de bienestar, motor de nuestra existencia y la clave para la plenitud y la felicidad.

¡Nuestra obsesión por más, rompió el balance! El perseguir bienes materiales en ningún momento sustituirá a la complejidad, intensidad y profundidad de las emociones humanas.

Emily Dickinson, la gran poeta naturalista paso los últimos 20 años de su vida confinada por decisión y dedicada a su propósito como poeta… Consiente de que no se había perdido de nada entre la muchedumbre loca por “más”.

Quizás, cuando esta epidemia termine. Cuando el confinamiento acabe y nos atrevamos de nueva cuenta a soñar, podamos ver la condición humana en el espejo, evaluar sus éxitos y fracasos.

Quizás, nos aventuremos a “Encontrar esa cosa con plumas… y no nos detendremos para nada”.