La magia de agradecer.

 Los días se nos pasan entre pendientes, tráfico, problemas en la chamba, resolver la casa, despertar temprano para atender a los niños o ir a la escuela, llegar en la noche a acostarnos y comenzar a hacer una lista en nuestras cabezas de lo que al día siguiente tenemos que realizar. Tu cuerpo, tu mente, tu entorno y todo lo que hay dentro y alrededor de ti se mueve contigo, se transforma y muchas veces no nos damos cuenta.

Respira. Pausa. Agradece.

Estás aquí, estás hoy. Mírate, piensa en ti, tu familia, amigos. El universo tiene un plan para ti y ese está en tus manos, con retos por superar, fracasos por sufrir, triunfos por celebrar, pero siempre un aprendizaje por el cual sentir gratitud.

Les contaré una historia personal, del día que entendí que hasta por los días malos agradecer ¡cura! Jamás en mi vida había tenido necesidad de trabajar, pero un día llegó el momento en que mis malas decisiones hicieron que aún joven tuviese que comenzar a trabajar para poder cubrir los gastos que antes pagaban mis papás.

El primer día tuve que tomar un camión que no conocía para llegar a una tienda donde pasé toda la tarde atendiendo gente la cual antes solía ser yo. 8:30 p.m. cerré y me sentía muerta pero aún tenía que tomar otro camión y caminar bastante para llegar a casa.

En el momento de cruzar la puerta de mi pequeño hogar, me rodaron las lágrimas... sentí miedo, quise rendirme en ese momento, regresar a casa de mis papás y acabar con lo que juré era una pesadilla... en eso vi a mis gatitas que esperaban su cena, me senté en la sala y miré hacia arriba, tenía un techo, no el de mis sueños, pero para lo que mi esfuerzo me daba. Vi el mantel que mi mamá me había regalado puesto en la mesa y entendí que estaba olvidando algo… y dije ¡gracias! Gracias a mis papás por darme está lección, a mí por luchar por lo que quería, por aceptar el precio de la independencia, gracias a quienes me rodeaban, gracias por mi salud, por estar viva, porque a pesar de todo tenía una oportunidad nueva, ¡gracias, gracias, gracias! Lo repetí hasta que me sentí fuerte de nuevo... Han pasado 4 años de ese episodio en mi vida. Hoy no estoy donde quisiera estar, tengo días increíbles y otros terribles, pero ambos los agradezco, porque los buenos me llenan de dicha y los malos de aprendizaje.

A lo mejor tus días sean menos complicados, pero recuerda que nunca sabes que pueda pasar mañana así que hoy, aquí, siéntete dichoso y manifiesta esa dicha hacia los demás con una buena actitud, con respeto y empatía. Siente el poder de tus palabras transformarse en fuerza y bienestar para ti y quienes te rodean en sólo 7 letras...

¡Gracias!

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