Me atrevo a decir que el agua ha fascinado a todo ser humano desde que nacemos, niégame si estoy en lo incorrecto que cuando pensamos en algún sonido para relajarnos pensamos en el de las olas; o cuando alguien dice la palabra “vacaciones” es el primer lugar que pensamos.

Se puede afirmar que el mar es un misterio; un enorme misterio donde conectas con todo dentro o cerca de él.

Los humanos nos sentimos atraídos al mar porque al tener el contacto, de manera involuntaria nuestro mundo se detiene y automáticamente nos olvidamos de los problemas. Sólo importa ese momento ahí; sentirlo y disfrutarlo. Podría considerarse como un lugar para escapar y también para evadir la rutina del día a día.

Otra razón por la cual nos atrae tanto el mar es la influencia que ejerce sobre nosotros cuando lo vemos, lo oímos o lo sentimos. 

Científicamente existe una conexión entre el agua salada y nuestro sistema nervioso, ya que el mar puede calmarlo casi de inmediato y al mismo tiempo lo lleva a un estado de paz, tranquilidad y serenidad reduciendo el estrés. Varios expertos concluyen que las características propias del mar como el reflejo de la luz y los sonidos que hace nos recuerdan el ambiente dentro del útero de nuestra madre y por eso nos resulta tan relajante estar en contacto con él.

Aquellos sentimientos y sensaciones que tenemos desde la primera vez que experimentamos con el mar, nos van a seguir por toda nuestra vida y nos mantendrá unidos a él.

Nos induce a un estado meditativo leve que aumenta nuestra consciencia acerca de los alrededores y de uno mismo.

Igualmente lo relacionamos con nuestra vida, por ejemplo: es la esencia del cambio constante; el mar esconde todo un universo dentro de él y su horizonte es infinito.

Estar en el mar nos hace sentir privilegiados, poder tener espacio en nuestra vida para un placer como el mar nos hace sentir que todo va bien. Nos ayuda a relajarnos, a desconectarnos y a estar en el presente. 

La belleza es algo que siempre ayuda a estar en el presente y cuando además de la belleza física podemos oler, tocar y hasta saborear el mar, el placer se multiplica.

Personalmente considero que el mar terapéuticamente te brinda incontables beneficios además de darnos un rato para nosotros mismos. 

Pienso que el mar representa la libertad que la tierra no nos da.