“Los tántricos sostienen que solo hay una fuerza que anima todas las formas de vida y que esta fuerza es la gran madre divina”

 Es como si nos convirtiéramos en madres y nos perdiéramos de quien fuimos antes. Pareciera que la maternidad somete cuando en realidad enaltece.

 Después de crear vida en nuestro interior y ser canal para dar luz, recuperarnos y reencontrarnos puede ser un trabajo costoso, hasta el momento en el que reconocemos nuestra divinidad, lo sagrada que es nuestra labor materna y el impacto que tiene en el mundo.

 Cuando tomamos consciencia de nuestra asombrosa capacidad creadora femenina, cuando honramos nuestra crianza, cuando nos enteramos de lo poderosas que somos, cuando reconocemos nuestro cuerpo como fuente nutritiva de vida, no hay ya más obstáculo en el mundo.

 Cuando conectas con tu amor de madre que es pura compasión y dulzura, eres capaz de crear cualquier cosa en tu vida y de comprender tu poder multiplicador de mujer.

 Aquí una oración breve para repetirte a ti misma:

 “Me inclino ante este poder primordial,

Me inclino ante esta energía femenina que lo abarca todo.

Me postro ante el poder creativo de la Madre Divina.”

 Así honramos nuestra posición de madres, glorificamos nuestro poder dador de vida y la agradecemos infinitamente. 

 Con amor,