El té suele tener una gran cantidad de asociaciones. Algunas veces se trata de cuestiones relacionadas con la buena salud, otras con el bienestar y otras más con la pureza de la naturaleza, por mencionar algunos. Sin embargo, uno de sus lados más interesantes el ritual y místico.

Preparar el té es en sí mismo un ritual que provoca un cierto estado de ánimo. Precalentar el gaiwán o la tetera, realizar la primera infusión para despertar al té y elaborar las distintas infusiones son actividades que obligan a la mente a enfocarse en una sola cosa, el té y su tránsito vital desde el despertar de las hojas hasta el último estertor de sabor y aroma.

Como en todo ritual, quienes elaboran el té o quienes participan del proceso como espectadores, son transportados momentáneamente a un espacio y tiempo diferentes. Por un breve instante se transforman en oficiantes de un rito y no son más un grupo de personas reunidas por el azar. Son testigos del nacimiento y muerte del té, como si de un dios (o diosa) en la tierra se tratase.

Las distintas ceremonias del té suelen enfocarse en aspectos más o menos similares. La destreza de quien efectivamente lo prepara, la armonía en la disposición de los utensilios y la pureza de los elementos utilizados son algunos de los rasgos que pueden apreciarse.

El maestro Sen no Rikyu es unas de las principales figuras que impulsaron la fusión de la ceremonia del té con aspectos del budismo Zen, definiendo muchos aspectos del Cha Do o Camino del té. Rikyu hizo énfasis en la armonía, el respeto, la pureza y la tranquilidad como cualidades que deben incorporarse a la ceremonia del té. Fue un gran admirador de los utensilios sencillos e imperfectos. Para él la asimetría de los objetos era una característica que los hacía más próximos a la naturaleza.

Cuando preparemos el té es importante dedicarle un poco de tiempo y evitar las prisas. Elegir el té con mucha atención y seleccionar los utensilios que mejor se acomoden al té elegido y al entorno en el que se ha de preparar la infusión.

Preparar la infusión disfrutando los distintos perfiles del té en sus diferentes momentos, ya sea como hoja seca, como hoja húmeda y como infusión. El té es un ser que se transforma a medida que transcurre su vida frente a nosotros. Compartir ese camino es estar precisamente en el camino del té.